Hola sabrosuras, vamos a preparar unas deliciosas albóndigas de berenjena. Una opción ligera y sabrosa. Se caracterizan por una textura tierna y un sabor delicado y suave, que se realza con la salsa de tomate.
INGREDIENTES
2 berenjenas medianas
100 g de queso rallado (yo utilicé Idiazabal)
80 g de pan rallado
1 pimiento verde
1/2 bote de pimientos del piquillo
6 tomates de pera
Sal
Pimienta negra molida
1 huevo
2 dientes de ajo
1 cebolleta
30 ml de aceite de oliva virgen extra
5 ramas de perejil fresco
1 cucharada de tomate concentrado
PREPARACIÓN
Ponemos a calentar el horno calor arriba y abajo a 200ºc. Lavamos las berenjenas, las abrimos a la mitad y las hacemos unos cortes transversales con la punta de un cuchillo con cuidado de no perforar la piel. Salpimentamos, añadimos un chorro de aceite e introducimos en el horno 45 minutos.
Lavamos los tomates, los partimos a la mitad y rallamos. Pelamos y picamos la cebolla y el pimiento verde. En una cazuela con aceite, añadimos la cebolla con una pizca de sal. Añadimos el pimiento, mezclamos y dejamos pocharse las verduras hasta que estas estén blandas. Una vez pochadas, añadimos los pimientos del piquillo, el tomate rallado, la cuchara de tomate concentrado y dejamos cocinarse 15 minutos a fuego suave. Pasado este tiempo, trituramos y reservamos la salsa.
Una vez listas las berenjenas, las dejamos reposar para que se enfríen. Sacamos la pulpa con una cuchara. Introducimos en un robot de cocina la carne de la berenjena y las hojas de perejil. Condimentamos con sal y pimienta negra. Añadimos 1 huevo, 1 diente de ajo. Mezclamos hasta obtener una pasta homogénea y compacta. Vertemos en un bol, incorporamos el queso y el pan rallado y mezclamos bien. Es posible que la pasta se quede un poco blanda, es normal. Una vez amasado, cubrimos el bol e introducimos en la nevera unas 6 horas. La masa se va a endurecer gracias a la absorción del pan rallado y será más fácil formar las albóndigas. Pasamos las bolas por pan rallado para darles una textura más crujiente. En una sartén con aceite doramos las albóndigas y las reservamos en papel absorbente para quitar el exceso de grasa. Servimos la salsa de tomate en el fondo de un plato hondo y servimos encima las bolas de albóndigas.
¡Buen provecho!
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